martes, 7 de diciembre de 2010

Texto de San Agustín de Hipona

San Agustín de Hipona, De libero arbitrio, Libro II, Cap. I.



Si el hombre en sí es un bien y no puede obrar rectamente sino cuando quiere, síguese que por necesidad ha de gozar de libre albedrío, sin el cual no se concibe que pueda obrar rectamente. (…)

Por otra parte, si el hombre careciese del libre albedrío de la voluntad, ¿cómo podría darse aquel bien que sublima a la misma justicia, y que consiste en condenar los pecados y en premiar las buenas acciones? Porque no sería ni pecado ni obra buena lo que se hiciera sin voluntad libre. Y, por lo mismo, si el hombre no estuviera dotado de voluntad libre, sería injusto el castigo e injusto sería también el premio. Mas por necesidad ha debido haber justicia, así en castigar como en premiar, porque éste es uno de los bienes que proceden de Dios. Necesariamente debió, pues, dotar Dios al hombre de libre albedrío.



- Identifica las ideas fundamentales del texto y expón la relación existente entre ellas.

En este fragmento es San Agustín quien está dirigiéndose a Evodio.

Evodio había planteado al inicio del capítulo (con anterioridad a este fragmento) la pregunta de por qué había dado Dios libre albedrío al hombre, si el pecado se habría evitado sin él. Agustín le preguntó entonces a Evodio si estaba seguro de que era Dios quien había dado al hombre el libre albedrío, y Evodio respondió que sí, puesto que el hombre procede de Dios. Evodio dio dos razones para demostrar que el hombre procede de Dios; la segunda afirmaba que todo bien procede de Dios, y el hombre es un bien, pues puede vivir rectamente.

En el fragmento se lee cómo Agustín se apoya en esta segunda razón dada por Evodio para resolver la pregunta inicial del capítulo: para que pudiera darse el bien de que el hombre obrara rectamente, Dios tenía que dotarle de libre albedrío, porque un obrar recto que se realiza sin libre albedrío no es en realidad tal obrar recto.

Y finalmente da Agustín otra razón por la que convenía que Dios otorgara libre albedrío al hombre. Para que pudiera existir el bien de la justicia (que consiste en condenar los pecados y premiar las buenas acciones), era imprescindible que el hombre tuviera voluntad libre, porque si no dispusiera de ella no sería justo ni castigarlo ni premiarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario