domingo, 16 de octubre de 2011

ESQUEMA DE FEDÓN, 74 a – 83 d



PLATÓN (427 – 347)
ESQUEMA DE FEDÓN, 74 a – 83 d
(La numeración de las líneas se corresponde con la de Ediciones del Laberinto)

1.- Argumento para demostrar la preexistencia del alma:
1.1.- Primero se demuestra que el alma tiene conocimientos que no ha podido adquirir por medio de los sentidos del cuerpo:
a) Si recordamos algo a partir de la percepción de otra cosa semejante, pero inferior, tenemos necesariamente que haber conocido ese algo antes. (Líneas 52 – 57).
b) A partir de la percepción de cosas iguales (como dos maderos), recordamos “lo igual en sí”, aunque las cosas iguales no son lo mismo que “lo igual en sí”. (Líneas 11 – 33).
c) Luego tenemos necesariamente que haber conocido “lo igual en sí” con anterioridad. (Líneas 61 – 64 y 75 – 80).
(Este razonamiento se aplica a todas las ideas generales o esencias: líneas 93 – 97).

1.2.- Se concluye que los conocimientos que hay en el alma y que esta no ha podido adquirir por medio de los sentidos del cuerpo han tenido que ser adquiridos en una preexistencia:
a) Hay dos explicaciones posibles de nuestro conocimiento de las esencias: o hemos nacido con él o lo hemos adquirido antes del nacimiento, y luego lo recordamos (líneas 118 – 124).
b) Rechazada la primera explicación (líneas 130 - 139), solo queda la segunda, que implica la preexistencia del alma (líneas 140 – 148) y la preexistencia de las Esencias o Ideas (líneas 165 – 167).

2.- Argumento para demostrar la pervivencia del alma después de la muerte del cuerpo:
2.1.- Un primer argumento es que solo lo que está vivo muere, y solo de lo muerto puede nacer lo vivo. Vida y muerte se copertenecen y se suceden la una a la otra.
2.2.- Un segundo argumento:
a) Solo es posible que se descomponga (muera) lo compuesto, no lo simple. (Líneas 237 – 240).
b) Las cosas inmutables (idénticas siempre a sí mismas) son simples, y las mutables, compuestas. (Líneas 242 – 245).
c) Las Ideas son inmutables (y por tanto simples, y por tanto inmortales) (líneas 248 – 257), además de invisibles (líneas 267 – 270).
d) Así pues, hay dos clases de seres: visibles (mutables) e invisibles (inmutables) (líneas 272 – 276).
e) El cuerpo es más afín a las cosas visibles (por ser él mismo visible) y el alma a las invisibles (por ser ella invisible, y porque se marea cuando percibe a través de los sentidos y en cambio entra en meditación cuando contempla, sin los sentidos, las Ideas). (Líneas 281 – 284 y 297 – 315).
f) El cuerpo es más afín a lo mortal (porque hace de siervo del alma) y el alma a lo divino (porque manda sobre el cuerpo, y es propio de lo divino mandar). (Líneas 326 – 332).
g) Conclusión: el alma es inmortal, como aquello a lo que es afín (lo divino, las Ideas). (Líneas 333 – 344).

3.- Destino del alma tras la muerte del cuerpo:
3.1.- Si el alma ha filosofado en vida (se ha elevado al conocimiento de las Ideas inteligibles), desvinculándose en lo posible del cuerpo, de sus pasiones y del placer y el dolor, se separará pura de él y volverá a las Ideas divinas, a las que es afín. (Líneas 365 – 380).
3.2.- Si el alma ha vivido pendiente del cuerpo, de los placeres y deseos carnales, y entregada a los sentidos (en vez de cultivar la filosofía), a la muerte del cuerpo vagará durante un tiempo errante, y luego se unirá de nuevo a un cuerpo u otro, según su mayor o menor grado de impureza. (Líneas 381 – 391, 409 – 439).