lunes, 21 de febrero de 2011

PRÓLOGO A LA 2ª EDICIÓN DE LA "CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA", DE KANT



IMMANUEL KANT (1724 – 1804)
CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
PRÓLOGO A LA 2ª EDICIÓN

IDEAS Y PASAJES PRINCIPALES

(Los pasajes están numerados de acuerdo con la numeración del texto de Kant en el libro de Ediciones del Laberinto de textos de Filosofía para la P.A.U. en la Comunidad de Madrid).

1.- Kant se propone examinar los resultados de los saberes de su época para descubrir cuáles de ellos han encontrado “el camino seguro de una ciencia”. (Líneas 1 – 3).

(Recuerda: para Kant, por sus orígenes racionalistas, sólo puede ser ciencia el saber compuesto de verdades universales y necesarias; verdades necesarias son aquéllas cuya negación es inconcebible y que se imponen consiguientemente a nuestro entendimiento con completa certeza; como de la experiencia sólo podemos extraer juicios particulares y contingentes, los juicios científicos han de ser a priori).

1.1.- Claramente la Lógica, que se ocupa sólo de la forma del razonamiento, ha tomado el camino seguro de la ciencia desde Aristóteles. (Líneas 14 – 16 y 36 – 39).

1.2.- El conocimiento racional acerca de objetos (del que la Lógica es sólo propedéutica o instrumento) puede ser teórico o práctico; en ambos la parte pura o a priori debe exponerse por separado. (Líneas 42 – 57).

1.2.1.- La Matemática y la Física son conocimiento teórico; la Matemática conoce totalmente a priori, y la Física parcialmente. (Líneas 61 – 65).

1.2.2.- La Matemática tomó el camino seguro de la ciencia ya en la Grecia clásica, cuando se descubrió el procedimiento deductivo a partir de conceptos puestos por la propia razón. (Líneas 66 – 68 y 85 – 91).

1.2.3.- La Física sólo encontró el camino de la ciencia bastante más tarde, con el método experimental (de Bacon, Galileo, Torricelli, Stahl…), basado en la misma idea de buscar en la naturaleza los principios que la propia razón pone. (Líneas 94 – 95 y 114 - 124).

1.3.- La Metafísica especial (que trata de objetos situados más allá de toda experiencia: Dios, alma y mundo) no ha encontrado aún el camino de la ciencia, como se deduce de su historia de discusiones sin conclusión. (Líneas 128 – 147).

2.- De la historia de la Matemática y de la Física se puede aprender el cambio de método que salve a la Metafísica: el conocimiento no debe seguirse entendiendo como regido por sus objetos, sino al revés: son los objetos los que son configurados por el conocimiento. Sólo así puede comprenderse que sea posible conocer a priori algo sobre tales objetos. (Líneas 158 – 200 y 253 - 256).

(Recuerda: para Kant es un hecho que en la Física teórica newtoniana de su época se da un conocimiento a priori, ya que algunos principios de ella, como el de causalidad (“Todo tiene una causa”), se imponen a la razón con universalidad y necesidad, suscitando un consenso absoluto, y tales universalidad y necesidad no pueden provenir de la experiencia).

3.- La primera parte de la Metafísica, o Metafísica general, queda salvada con el susodicho cambio de método: consistiría ahora tal disciplina en el conocimiento a priori de las leyes de toda experiencia posible, en tanto que dichas leyes son puestas por el entendimiento. (Líneas 208 – 216).

4.- Pero del giro copernicano dado a la forma de entender el conocimiento se sigue otra conclusión negativa para la segunda parte de la Metafísica, o Metafísica especial: que no es posible como ciencia, puesto que pretende tratar de objetos incondicionados existentes en sí mismos, allende la experiencia, cuando nuestras formas de representación, con las que especulamos acerca de tales objetos, sólo son válidas para la experiencia. (Líneas 217 – 238).

(Recuerda: los elementos a priori puestos por nuestras facultades cognoscitivas sólo valen para estructurar las impresiones sensibles, y si se usan para una finalidad que no es la suya, como la de conocer la cosa-en-sí no dada en la experiencia, dan lugar a irresolubles paralogismos y antinomias, como se constata en la historia de la metafísica especial).

5.- Queda por ver si la limitación del conocimiento teórico puede ser superada en el conocimiento práctico, es decir, si podemos saber algo acerca de lo suprasensible mediante la razón pura práctica. (Líneas 243 – 249).

6.- La crítica de la razón pura teórica permite a la Metafísica general encontrar el camino seguro de la ciencia, a la vez que excluye la posibilidad de la Metafísica especial, sin que sea posible más progreso. Pero se consiguen así dos utilidades: una negativa: poner límites a las expectativas de conocimiento teórico; y otra positiva: dejar espacio a la razón pura práctica para que pueda hacer lo que inevitablemente ha de hacer (a saber, ir más allá de los límites de la sensibilidad), sin que la razón teórica le ponga trabas. (Líneas 275 – 279, 284 – 290 y 297 – 310).

6.1.- La moralidad (ámbito de la razón práctica) postula necesariamente la libertad del alma, pero la razón teórica parece negar la libertad, ya que ella sólo puede conocer por medio del principio de causalidad; la contradicción se resuelve gracias a la crítica de la razón pura: la razón práctica postula respecto a la cosa-en-sí, mientras que la razón teórica se refiere sólo al fenómeno. (Líneas 324 – 350 y 358 – 378).

6.2.- La misma utilidad positiva de la crítica de la razón pura se aplica a los otros dos postulados de la razón práctica: la inmortalidad del alma y la existencia de Dios. (Líneas 378 – 381).

7.- Con la pérdida de la Metafísica especial como conocimiento teórico no se pierde en realidad ningún interés humano, ya que las estériles especulaciones de los racionalistas dogmáticos no han llegado nunca al gran público y a éste le han bastado, como apoyo a la vida moral, otros motivos racionales universalmente comprensibles para creer en la vida futura, en la libertad y en Dios. (Líneas 419 – 448).

8.- La crítica de la razón pura, que es patrimonio exclusivo del filósofo especulativo, rinde otro servicio a la gente: acaba con las discusiones de los especuladores dogmáticos, las cuales, por ser insolubles y contradictorias, finalmente provocarían escándalo en el pueblo y sembrarían el materialismo, el escepticismo, el ateísmo, etc. (Líneas 453 - 473).

9.- La crítica de la razón pura no se opone al procedimiento dogmático de la razón (la deducción rigurosa a partir de principios a priori), sino al dogmatismo. (Líneas 483 – 492).

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