FRIEDRICH NIETZSCHE (1844 – 1900)
ESTRUCTURACIÓN DE LOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE SU PENSAMIENTO EN LOS GRANDES PROBLEMAS FILOSÓFICOS
PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO Y LA VERDAD
- El afán de verdad, característico de la ciencia y la filosofía occidentales, esconde un afán de muerte (resentimiento, por impotencia, contra la vida terrenal, la única que hay) y una creencia en otro mundo ilusorio; sería por tanto impropio del Superhombre o Ultrahombre. Pero en esta etapa tal afán puede contribuir al nihilismo activo que acelera el proceso de la “muerte de Dios”. (Ver La gaya ciencia).
- No existe la verdad absoluta y objetiva, sino solo interpretaciones y perspectivas, que han de cambiar a medida que cambia la realidad y nuestra interacción con ella (la “verdad” es siempre humana, y no divina), en todo momento al servicio de la voluntad de poder: un pensamiento es “verdadero” cuando, por su fondo y por su forma, contiene suficiente fuerza y viveza como para renovar, incluso en condiciones extremas, el sí entusiasta a la vida. (Ver La gaya ciencia).
- Respecto al lenguaje, Nietzsche es nominalista: las palabras, los conceptos, son clasificaciones subjetivas de las cosas que pretenden hacer estática una realidad que es incesantemente dinámica y homogeneizar lo dispar según conveniencias y caprichos humanos; solo la intuición (y no la razón) de los sentidos, los sentimientos y los instintos capta la realidad.
- Crítica devastadora de toda la metafísica occidental.
- Las perspectivas infinitas de la realidad solo pueden descubrirse desde la vida terrenal vivida apasionadamente como tal (en su integridad, con sus componentes trágicos, y en su devenir) y movida por la voluntad de poder, de autoafirmación y de creación.
PROBLEMA DEL SER HUMANO
- La cultura occidental, nihilista pasiva, ha desvitalizado al ser humano; y esa desvitalización llega a su culminación en “el último hombre” (ver Así habló Zaratustra, ver la crítica nietzscheana de los valores burgueses, etc), cuya agonía durará aún 200 años.
- Crítica de la idea del yo.
- Al “último hombre” habrá de sucederle el Superhombre o Ultrahombre: antimetafísico, impío, ateo, inmoralista, apegado a la vida terrenal (que vive manteniendo el equilibrio entre las dos fuerzas anímicas en tensión que la constituyen: lo apolíneo y lo dionisiaco), capaz de vivir desde el constante recuerdo del eterno retorno, sujeto de la voluntad de poder y de la transvaloración de los valores, niño inocente que juega y crea valores y roles.
PROBLEMA DE LA ÉTICA
- Crítica de la ética socrático – platónica y judeocristiana (ver La genealogía de la moral; ver también el periodo “positivista”).
- Crítica del moralismo: no tiene fundamento la exigencia moral incondicional y universal. El Superhombre, con la inocencia lúdica del niño, ha de alumbrar nuevos valores, coherentes con la voluntad (personal) de poder aferrada a esta vida terrenal: valores aristocráticos (“moral de los señores”, valores de la “selección natural” darwiniana) y no igualitarios, valores dionisiacos, asociados a los instintos y pulsiones inconscientes, valores artísticos (el arte es el sentido más alto de la vida, al cual todo ha de subordinarse).
PROBLEMA DE DIOS Y LA RELIGIÓN
- Dios, la mayor fábula de todas. Occidente culmina su periplo nihilista: la razón ilustrada critica la metafísica religiosa y su ética, ahondando en la nada (que ya se introdujo con la sustitución del amor a la vida terrenal por la creencia en fantasías metafísicas, en la nada) al revelar la naturaleza ilusoria de aquella metafísica. Esa nada más honda brinda el espacio para la creación de nuevos valores por el Superhombre. El nihilismo activo, por tanto, prepara el lugar para nuevas creaciones, mientras que el nihilismo meramente reactivo (prolongación del nihilismo pasivo de la tradición occidental) coopera con la “muerte de Dios” (perpetrada por la razón ilustrada y positivista) sin rehabilitar la vida terrestre, permaneciendo así en un nihilismo agravado: pesimismo, cinismo, tedio, vulgaridad del materialismo burgués…
- El espíritu ilustrado y positivista se refleja también en los estudios histórico – bíblicos decimonónicos que erosionaron la fe cristiana en muchos europeos, también en el mismo Nietzsche, hijo y nieto de pastores protestantes y “alumno cristiano ejemplar” en su juventud.
PROBLEMA POLÍTICO
- Rechazo del liberalismo, expresión de los “valores burgueses” encarnados en David Strauss.
- Rechazo del igualitarismo de socialistas, comunistas y anarquistas, reeditores de la “venganza de los esclavos” que dio lugar a la moral occidental. Las motivaciones morales deben ceder ante las motivaciones estéticas, como supieron admitir los griegos trágicos.
- Rechazo del nacionalismo alemán, que se pone al servicio del utilitarismo economicista y usa la cultura para sus fines, cuando la cultura ha de ser el fin último.
- Rechazo de la democracia, contraria a los valores aristocráticos del Superhombre (Ultrahombre).