jueves, 24 de noviembre de 2011
COMENTARIO DE TEXTO DE ARISTÓTELES
Es lógico, pues, que, así como para los niños y los hombres son diferentes las cosas valiosas, así también para los malos y para los buenos. Por consiguiente, como hemos dicho muchas veces, las cosas valiosas y agradables son aquellas que le aparecen como tales al hombre bueno. La actividad más preferible para cada hombre será, entonces, la que está de acuerdo con su propio modo de ser, y para el hombre bueno será la actividad de acuerdo con la virtud. Por tanto, la felicidad no está en la diversión, pues sería absurdo que el fin del hombre fuera la diversión y que el hombre se afanara y padeciera toda la vida por causa de la diversión. Pues todas las cosas, por así decir, las elegimos por causa de otra, excepto la felicidad, ya que ella misma es el fin. Ocuparse y trabajar por causa de la diversión parece necio y muy pueril; en cambio, divertirse para afanarse después parece, como dice Anacarsis, estar bien; porque la diversión es como un descanso, y como los hombres no pueden estar trabajando continuamente, necesitan descanso. El descanso, por tanto, no es un fin, porque tiene lugar por causa de la actividad.
Aristóteles, Ética nicomáquea, Libro X, cap. 6
- Identificar las ideas fundamentales del texto y exponer la relación existente entre ellas.
Para Aristóteles, la felicidad consiste en la actividad de acuerdo con el modo de ser del hombre bueno, y tal es la actividad de acuerdo con la virtud. El hombre bueno no prefiere la diversión, sino que para él esta es solo un medio de descanso para poder dedicarse luego a la actividad seria. Como la felicidad es un fin en sí misma, no puede consistir en la diversión, que es solo medio.
Antes de este fragmento Aristóteles ha afirmado que la felicidad es el fin último de todas las acciones humanas y que se busca por sí misma, y, como ha de consistir en una actividad, dicha actividad ha de ser una que se busca por sí misma, como la actividad conforme con la virtud. A la objeción de que la diversión o los placeres corporales también son buscados por ellos mismos, replica Aristóteles que así es solo para los tiranos o los hombres sin entendimiento, pero las preferencias de estos no pueden ser tomadas como modelo, sino las del hombre bueno.
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