domingo, 23 de enero de 2011
Texto de Descartes
Descartes, Meditaciones metafísicas, III.
Si yo fuese independiente de cualquier otro, si yo mismo fuese el autor de mi ser, entonces no dudaría de nada, nada desearía, y ninguna perfección me faltaría, pues me habría dado a mí mismo todas aquellas de las que tengo alguna idea: y así, yo sería Dios.
Y no tengo por qué juzgar que las cosas que me faltan son acaso más difíciles de adquirir que las que ya poseo: al contrario, es, sin duda, mucho más difícil que yo- esto es, una cosa o substancia pensante- haya salido de la nada, de lo que sería la adquisición, por mi parte, de muchos conocimientos que ignoro, y que al cabo no son sino accidentes de esa substancia. Y si me hubiera dado a mí mismo lo más difícil, es decir, mi existencia, no me habría privado de lo más fácil, a saber: de muchos conocimientos de que mi naturaleza no se halla provista; no me habría privado, en fin, de nada de lo que está contenido en la idea que tengo de Dios.
- Identifica las ideas fundamentales del texto y expón la relación existente entre ellas.
Descartes niega que la sustancia pensante pueda haberse creado a sí misma, ya que entonces se habría dado todas las perfecciones contenidas en la idea de Dios (y obviamente no ha ocurrido así). Descartes razona a continuación que es más difícil darse la existencia a sí mismo que darse otras perfecciones (como conocimientos, etc), y por tanto quien puede hacer lo primero, puede también hacer lo segundo, y quien no puede hacer lo segundo (como la sustancia pensante), menos podrá hacer lo primero. Se puede considerar que en el primer párrafo se niega que el yo sea autor de sí mismo por un razonamiento con la forma de modus tollens; y en el segundo se justifica la implicación en que consiste la primera premisa del modus tollens.
Este fragmento forma parte de la segunda demostración de la existencia de Dios que Descartes emprende en su III Meditación Metafísica. En la primera demostración se ha preguntado por el origen de la idea de Dios que se encuentra en el yo o sustancia pensante; en la segunda se pregunta por el origen o causa de la sustancia pensante (que es evidente que existe); esa causa puede ser Dios, una causa (o conjunto de causas) menos perfecta que Dios o la sustancia pensante misma. Esta tercera posibilidad queda refutada en el texto.
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