sábado, 29 de enero de 2011

Texto de John Locke


John Locke. Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro II, cap. 2, ap. 2.

Estas ideas simples, los materiales de todo nuestro conocimiento, le son sugeridas y proporcionadas a la mente por solo esas dos vías arriba mencionadas, a saber: sensación y reflexión. Una vez que el entendimiento está provisto de esas ideas simples tiene la potencia de repetirlas, compararlas y unirlas en una variedad casi infinita, de tal manera que puede formar a su gusto nuevas ideas complejas. Empero, no está en el más elevado ingenio o en el entendimiento más amplio, cualquiera que sea la agilidad o variedad de su pensamiento, inventar o idear en la mente una sola idea simple, que no proceda de las vías antes mencionadas; ni tampoco le es dable a ninguna fuerza del entendimiento destruir las que ya están allí.

- Identifica las ideas fundamentales del texto y expón la relación existente entre ellas.

En este fragmento formula Locke la premisa fundamental del Empirismo: que todas las ideas simples proceden de la sensación o de la reflexión, es decir, de la experiencia. El entendimiento no puede crear (ni destruir) ideas simples, sino solo formar ideas complejas a partir de las ideas simples. Así que de la experiencia proviene, en última instancia, todo nuestro conocimiento.

Locke entiende por “idea” cualquier contenido de la mente, manteniendo por tanto el mismo concepto de “idea” que Descartes. Las ideas simples, a diferencia de las ideas complejas, son aquéllas que no pueden ser descompuestas en otras.

Del texto se deduce la inexistencia, para Locke, de las ideas innatas del Racionalismo.

En el apartado anterior a este fragmento Locke ha subrayado que, aunque las cualidades que afectan a nuestros sentidos y provocan en nuestro entendimiento las ideas simples estén mezcladas en las cosas mismas, en nuestro entendimiento las ideas simples se forman perfectamente distintas, incluso cuando han llegado a través de un mismo sentido (como la suavidad y el calor de la cera que el tacto nota a la vez).

Y en el apartado siguiente a este fragmento Locke insiste en que el hombre no puede formarse ideas correspondientes a otros posibles sentidos de los que él carece (como el ciego no puede formarse ideas de los colores), y sin embargo esos otros sentidos pueden haber sido otorgados por Dios a otras criaturas del inmenso Universo.

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